¿Que es la empatía?
La empatía es la capacidad de: a) comprender a las personas desde su propio marco de referencia en vez del correspondiente al terapeuta, y b) saber comunicar a la persona interesada esta comprensión. La empatía implica en primer lugar entrar en el marco de referencia del cliente y comprender sus sentimientos, percepciones y acciones; es decir, ver las cosas no como son “objetivamente” o como las vería uno mismo de estar en el lugar del cliente, sino tal como el cliente las experimenta. En segundo lugar, es preciso comunicar al paciente la comprensión de los sentimientos y significados que expresa de modo manifiesto o latente. Ahora bien, lo importante es que el paciente llegue a sentirse comprendido.
La empatía, en su nivel más alto, implica no sólo comprender los pensamientos y sentimientos expresados por el cliente, sino también captar las implicaciones emocionales, cognitivas y conductuales que aquellos tienen en su vida. Es lo que se ha definido como comprender el signi- ficado más allá de lo que el paciente expresa (Ruiz y Villalobos, 1994).
Aunque la empatía incluye el empleo de reflejos, no es necesario emplear estos frecuentemente. Su uso continuado puede ser incluso contraproducente, tal como se explicará después. Por otra parte, conviene remarcar que la empatía presupone la escucha activa, pero va más allá. Para que haya empatía, el terapeuta debe comprender al cliente desde el marco de referencia de este y debe saber comunicar esto al cliente, de modo que este se sienta comprendido.
Decir simplemente al cliente que se empatiza con él (“realmente, sé lo que siente”, “entiendo por lo que está pasando”) no comunica una actitud de empatía; se requiere algo más. Por otra parte, los aspectos no verbales pueden potenciar o debilitar la comunicación de la actitud empática. No es lo mismo decir “le molestan las críticas de su madre” con un tono neutro que con un tono que venga a significar “si le entiendo bien, se siente muy molesto por las críticas de su madre, ¿es así?”. Finalmente, la comunicación de la actitud empática cumple varias funciones:a) comunica el deseo del terapeuta de comprender al cliente, b) permite a este corregir las percepciones erróneas del terapeuta, y c) facilita que el cliente sea más consciente de sus propios sentimientos.
Descuidar la actitud empática y dedicarse sólo a las “labores técnicas” puede llevar a ver alterapeuta como insensible, especialmente en las primeras sesiones. La actitud empática es especialmente importante con aquellos clientes que vienen a consulta no por propia iniciativa, sino presionados, o incluso traídos, por otras personas. En estos casos conviene ganarse su confianza hablando de temas que les interesen y haciéndoles ver que uno comprende su postura y que no está de la otra parte.
El terapeuta debe tener cuidado en no proyectar sus propias actitudes y expectativas en el cliente, ya que podría distorsionar el informe de este; por ejemplo, un cliente cuyo cónyuge acaba de fallecer no tiene por qué sentirse necesariamente triste. Por otro lado, una fe excesiva en la empatía puede llevar a aceptar como verídicas las introspecciones del cliente, las cuales no tienen por qué serlo. Debe buscarse un equilibrio entre la comprensión empática y la comprobación objetiva de las afirmaciones e inferencias del cliente (Beck et al., 1979/1983).
La empatía puede potenciarse mediante un entrenamiento en habilidades en el que se in- cluya además una inversión de roles; es decir, el terapeuta que se está entrenando adopta el rol del cliente en una entrevista simulada. Un ejercicio interesante es el propuesto por Rogers. Se reúnen tres personas, dos hablan sobre un tema que les motive ya sea positiva o negativamente y la tercera hace de moderador. La regla fundamental del ejercicio es que sólo se puede hablar después de haber resumido de un modo satisfactorio para la otra persona las ideas y sentimientos manifestados por esta.
Información obtenida de: Habilidades Terapéuticas (Bados & Grau, 2011)